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El blog del Santi

Volumen 2'5

Volumen 2'5

Así, ando, un poco "PERDIDO" 

 

22 de octubre de 2007

 

¡Obreros astilleros!! En acción.

Mismo viene al caso.

Segundo día de clase. No sé si lo conté ayer –una vez me fumé un porro, y mi memoria no volvió a ser la misma-, pero mañana me examino a ver si me suben un nivel, porque me han puesto en el de principiante absoluto. Un tostón. Pero bueno, al menos el atleti le cascó cuatro al Zaragoza. Les tenía unas ganas… creo que es el partido que más veces he visto en el Calderón y siempre ha sido empate o derrota nuestra. Y una vez que no voy, y les cascamos 4. En fin.

 

Bueno, al tema, que ayer no acabé el repaso de los elementos de mi clase, y me faltan los mejores.

Lo dejé con el Benja, aunque se me olvidó mencionar que era un puto gafapasta y vestía como un emo.

A su lado está Andreas, que es sólo uno aunque su nombre diga lo contrario. Austriaco de Salzburgo, la ciudad de Mozart, aunque tiene un aspecto de Manolo Pérez García que te cagas. Debe ser porque vivió 5 años entre Salamanca y Valladolid. Es decir, habla español. Y me trae unas camisas… Como pa decírselo, porque es un bigardaco de 32 años que aparenta 40.

De ahí pasamos al Johanes, que también es sólo uno, y además alemán de Colonia (¿Koln es Colonia no?) Es del que tengo una opinión menos formada. Parece un poco pobrehombre, tiene mi edad, no se empapa de mucho y no es muy sociable que digamos. Ya os contaré si descubro algo.

Junto a él está Nick, el Macflai, porque se parece a Michael J. Fox cuando tenía 25 años, y aunque tiene 33 debe llevar igual desde los 17 (igual que Michael J. Fox). Habla español porque ha vivido en Vigo y en Málaga, y también estuvo un año en Casablanca, así que he podido hablar con él de Marruecos un rato. Lo da todo.

Seguimos con el griego mezquino, Ilyas Malfitis (tener las palabras mal y fitis formando tu apellido no es buen comienzo). Hizo el test de nivel conmigo y se ve que le fue igual de bien. Se queja de todo y no sé no sé… no parece la típica persona en la que nadie confiaría, tiene mal aura.

Y al fin llegamos a mi muy mejor amigo de clase, el Henry (se pronuncia Enrí), que en realidad se llama Ikemifune, Ikem para los amigos. Inglés también pero de origen nigeriano. Odia a los yankis, le gustá Abú Nasrala, el de Jizbulá, y en su brazaco tiene tatuado el mapa de África con un puño cerrado encima, black power.

Hoy a uno de los chavalines iraqíes que hacen de bedeles (son 3, de 16 años y son la puta fiesta, ya os contaré), se le ha ocurrido decirle que su padre también era nigger, y no le ha matao porque hoy se había levantado de buen rollo. Le ha advertido que en lo sucesivo diga black, y tan amigos. Hasta aquí en Damasco vive en el ghetto, en Harasta, un barrio de las afueras, que si bien no es peligroso, si es pobre.

 

Y estos son todos, amigos.

 

Acabaría el viaje a Petra, pero es que me da pereza, y además quedaría un post muy largo. Mañana si eso.

 

 

FRASECILLA PARA PENSAR

“-Si elegimos a los políticos es para no tener que pensar nosotros todo el tiempo. Como cuando aquella alarma en la selva tropical hace unos años. Los políticos dijeron que había un problema y lo resolvieron, ¿no es así?

-Yo pienso que no, papá.

-Otra vez TÚ piensas…”

Homer y la repelente de Lisa Simpson

Volumen 2

Volumen 2

A la izquierda, el inigualable ¡¡JOHNNY!! ¡¡JOHNNY!! ¡¡JOHNNY!!. El del la derecha, el tambien inigualable Álvaro, aunque no pa exclamar 

 

21 de octubre de 2007

Ir en este tétrico, quimérico, erosionado, mugriento, chorreante; milagrosamente, a morder el suelo, ñoñamente medido, acerca certeramente cada aguijón. Tinieblas. Te echas chorros de medicina. Nos dijiste que menores quiebras respondieron a tu lamentable dolor. Sólo y melancólico, jornadas después peregrinaste dificultosamente. Damasco.

Hay que ver lo quedao que acaba alguno tras su estancia en Damasco.

 

Primer día de clase. Me la han liado. Me han puesto en nivel principiante a saco, y me he pasado la mañana diciendo “Hola me llamo Santiago, soy español de Madrid, soy soltero y vivo en Bab Tuma”. No sé si parecía más una reunión de alcohólicos anónimos o una clase de adaptación de mongolitos. Nos sentábamos en U, yo estaba en un extremo, y no os perdáis los personajes.

Empiezo:

Con el número 1, en el otro extremo de la U, justo enfrente mío… ¡Joseph!, de orígenes árabes pero nacionalidad sueca, muy amanerado, pero aún mucho más bizco. Bizquísimo, me estaba muriendo, cuatro horas teniéndole enfrente, y encima no se empapaba de nada. Me quería morir, no sé si de nervios o de risa.

A su derecha, con el número 2, Will, que más bien debería llamarse ¡¡Johnny!!, porque es verle y que te entren ganas de gritar ¡¡Johnny!!. Rían, Álvaro y Jorge me entenderán si les digo que es que peinaba igual y vestía parecido a ¡¡Johnny!!, el danés de Amman.

A su derecha, con el número 3, Bates (de béisbol, no te jode) una piva que en realidad se llama algo así como Lydia Jutchinson, mujer de ¡¡Johnny!!, perdón, Will. Americanos ambos, de New York. Allí no les quieren.

Junto a Bates, con el número 4, Milda, o Milna, o algo así, una lituana que andaba más perdida que un hijoputa el día del padre. De las dos pivas de la clase, la que mejor está, y la única soltera –que gran futuro me espera como Casanova del aula-.

De Milda pasamos a Edouard, un parisino que como tal no sabe pronunciar la R, y al que he dado una gran alegría hablando en francés, pues no encontraba quien hablase su lengua materna. Un poco capullín, pero sin llegar a despreciable.

Acabamos el otro brazo de la U y llegamos a la parte de abajo, empezando con Christian, de Chicago del campo, Illinois. Es decir, yanki también. Así en plan el chulito malotillo de la clase que va de que se las sabe todas pero ni puta idea.

Haciéndole compañía, un espécimen parecido, pero sueco también, el Benja, de Uppsala (es ahí donde está estudiando la hermana del Tali ¿no?) También se peina como ¡¡Johnny!!, pero no llega a su nivel de anacronismo.

A todo esto la profesora se llama Rana, no Rania como Rania de Jordania, Rana como las ranas.

Bueno, mañana más, que todavía tengo a medias el viaje a Petra, que al final lo haré en tres cachos, porque lo que me va a ocupar ahora merece su propio capítulo.

 

Habíamos llegado a Wadi Musa, la ciudad de verdad que hay junto a Petra, y nos bajamos a 100 metros del albergue. Yo no quería ir al albergue, quería agua, y estuve odiando un rato hasta que en el albergue me dieron agua.

Regentaba el tal albergue, llamado CleoPetra (y esto es sólo el principio) un notillas de cuyo nombre no quiero acordarme –en serio- que nos recibió en inglés pero luego siguió con un rudimentario español. Nos dijo como se llamaba, no nos importó, y que sólo podíamos quedarnos si iba a ser para una semana.

-Do you know why?

-No, why? (en realidad no nos importaba, pero tampoco queríamos dejarle mal tan pronto)

-‘Cause we like to feel like a family

-Ahhh (que soplapollas)

Después nos sirvió un té, y cuando encendimos nuestros fitis se fue porque dijo que en ramadán el no podía y le daba todo el mono. Yo personalmente fui de la opinión de que se podía ir jodiendo, que no iba a apagar mi fiti. Era muy muy amable, pero en serio, es que era un soplapollas.

Cuando nos acabamos los fitis, nos fumamos otro fiti, por si subía. Pero subió igualmente y empezó con la brasa en casa. Nos dijo que nos podíamos quedar aunque fuera sólo un día, que lo de la semana y la familia era broma (una de sus bromas de soplapollas), y nos contó su vida. Que quería ir a Alicante (“la playa, la fiesta” que soplapollas) y que le gustaba dancing, pero no dancing normal, estriptis dancing, hizo unos cuantos movimientos de soplapollas y nos dijo que era broma, solo dancing.

Me quedé con las ganas de decirle que si se iba a Alicante ya podía irse dejando de Islam y ponerse a privar, porque como se comportase así sin la excusa de ir pedo iba a cobrar, pero luego pensé que sería más divertido que lo aprendiese después de la segunda paliza, o de la tercera, y me callé.

Nos llevó a nuestra habitación y pudimos disfrutar de su no compañía un rato largo, hasta que nos atacó el hambre, momento que aprovechamos para salir veloces no pudiendo evitar que nos despidiese con una estúpida y sinceramente amable sonrisa en su cara de soplapollas –puede que nunca haya odiado más injustamente a nadie, lo reconozco-.

Hicimos una pequeña compra de pan, atún y quesitos para comer al día siguiente y nos fuimos a cenar a un buffete de cinco pavos, también llamado CleoPetra, en el que tuvimos que pelear a muerte con un grupo de 6 alemanes que cada vez que salía una bandeja de pollo la vaciaban en un solo viaje, pero con paciencia y tesón conseguimos ponernos del revés. Después nos arrastramos otra vez hasta el CleoPetra albergue. A eso de las 12 conseguimos sobarnos, hasta las 5, en la que la llamada al rezo nos despertó para dejarnos volver a dormir hasta y media, hora que sonó el despertador. Porque Petra abre a las 6.

 

…to be ended…next episode.

 

 

FRASECILLA PARA PENSAR

“Calla. Y trabaja el huerto.”

Sale al final de “Cándido”. De un tal Voltaire, que no es que el inventó los voltios, sino un francés que pensaba, pero a diferencia de la mayoría de franceses de la época que pensaban, este hacía cosas de risa, de reírse vamos, de jijí jajá, pero con mensaje.

Volumen 1.

Volumen 1.

El susodicho personaje tras haber escapado por muy poco de las garras de la muerte. (Ver más abajo) 

19 de octubre de 2007

 

Lo que estoy escribiendo desde aquí no se parece mucho a lo que hacía desde Tánger. Esto parece un simple cuaderno de viajes, un relato de aventurillas. Apenas os hablo de la gente de aquí y lo que da que pensar, que en el fondo no es poco. También es cierto que era más divertido hablar de borrachos, de putas, de vagos, de traficantes, de mafiosos, de policías corruptos… que hablar de gente majísima que trata de ayudarte sin sacar ningún provecho con cada uno de sus actos (excepción hecha de los taxistas, aquí y en Lima), igual que preferimos ver dos o tres horas de tacos y violencia de una peli de Tarantino que un solo capítulo de los teletubbis. Más me vale aprender árabe porque me estoy empezando a aburrir. Son demasiado buenos, nadie me la intenta liar, y mi labor de supervivencia no va más allá de hacer la compra y enterarme de cómo funciona su caótico sistema de transporte público. Creo que en realidad más que aprender árabe quería una ración de exóticos problemas a los que enfrentarme, algo que avivase un poco mi espíritu y mi cabeza, un tanto apalancados, y aquí no hay más que paz y tranquilidad –en cierto modo, dejando aparte el tráfico, las calles comerciales llenas de gente y su modo de vida frenéticamente calmoso-.

 

Para no aburriros más, aquí viene lo fuerte del menú de los viajes, la excursión a Petra, que para evitar que sea indigesta repartiré en dos sabrosos platos.

 

1º.- LA IDA

Ya en el primer taxi que cogimos a la estación de Somaría, de donde salen los transportes a Líbano y Jordania, nos empezamos a oler lo problemático que resultaría llegar, ya que el muy maricón en vez de dejarnos allí, recogió a un taxista especializado en el trayecto Damasco-Amman y nos llevo a su apartado coche a 600 metros de la estación y al otro lado de la autopista. Quería cobrarnos 2500 libras por el trayecto, jurándonos que era hasta Petra. Tras un pequeño regateo lo rebajamos a 2200, no hubo forma de sacar menos. El extraño notillas nos llevó hasta Daraa, ciudad fronteriza con Jordania, y ahí recogió el taxi su broder, con permiso de taxista para Jordania. En la que arreglábamos el visado, oliéndonos algo raro, le volvimos a preguntar al broder que si nos llevaba hasta petra, como nos había dicho su broder. Miró con asombro y dijo “Ni de puta coña, 1º; está a tomar por el culo, 2º; sólo tengo permiso para llevaros hasta la estación de Amman”. Nos la habían liado fina, así que dedicamos el resto del viaje ya por territorio jordano para planear, usando el español que el señor broder no comprendía para maquinar. Y así llegamos a la estación de Taxis y Bules de Amman norte, y llegó el momento de pagarle las 1000 libras que aún debíamos, pues las 1200 primeras se las habíamos pagado al primer taxista.

Llegó la hora de los mamporros. O casi, porque no llegó la sangre al río. Simplemente nos negamos a pagar. Y el otro evidentemente no lo aceptó, así que comenzó una agitada discusión en inglés, algo de árabe y muchos gestos, a la que se unieron casi todos los taxistas de la parada, para los que debía ser el acontecimiento más divertido al menos de la semana.

-Your brother said you will take us to Petra

-My brother doesn’t know how big Jordan is. He’s crazy. Jimar

-Ok, but he said. If you say you will do something, and then you won’t, you break the deal.

-It’s no my problem, my brother said, not me.

-Ok, ask your brother for the money.

-But…

Y así muchas veces, con mucho “la, la, la, la” ("NO" en árabe), y tras unos 20 minutos llegamos al acuerdo de que le dábamos 500 en lugar de 1000, más que nada por un tema de honor. El broder acabó reconociendo nuestra integridad y alabando nuestras personas, dándonos a entender que su hermano se iba a cagar cuando le pillase.

Otros 10 minutos para librarnos de un enjambre de taxistas aguilillas que querían llevarnos de allí a petra por 60 pavos, descubrir de donde salían los bules a Wadi Musa (la ciudad de verdad que hay al lado de Petra), un fiti de tranquis y a continuar el periplo. Pillamos un taxi urbano normal, para ir a la estación, sintiendo auténtico pánico viendo correr el taxímetro, hasta que al llegar descubrimos que contaba en milésimos de dólar jordano y no en céntimos, siendo 2’3 el precio y no 23. Llegamos justo a la estación sur para pillar un mini bus que salía en ese instante y que nos llevó por tres pavos a cada uno. Algo menos de lo que cuesta el pasaje del terror, pero dando más miedo. En Jordania las autopistas no tienen líneas que delimiten los carriles dentro de cada sentido, y a su vez cada sentido está separado del otro por una mediana, sin que existan salidas ni cambios de sentido decentes en cientos de kilómetros, por lo que si un camión decide cambiar de sentido lo hace atravesando la mediana por el punto que considere oportuno, tapando la mitad de la calzada pues evidentemente no cabe entero en la mediana. Cuando el punto considerado oportuno es el final de una cuesta abajo, al lado de una curva, tapando entero el carril izquierdo, en el derecho hay un autobús avanzando a poco más de 70 por hora y el conductor del minibús no ve en ello motivo para dejar de descender enloquecidamente a 140, entonces, sólo entonces, conoces lo que es el miedo. Cuando 15 segundos después estás sano y salvo tras haber pasado sin que sobrasen más de 10 cm. por entre el culo del camión y el lateral del autobús, en una maniobra llena de frenazos y volantazos, ya eres creyente. Y los que iban adelante ya eran suecos, pues habían perdido completamente la morenez, y el que iba sentado de espaldas a la marcha en un colchón entre el piloto y los copilotos, era un cadáver que se levantaba y volvía a su posición de sentado agarrándose el pecho para tratar de calmar su maltrecho corazón, tras haber caído de espaldas contra la palanca de cambios en uno de los frenazos.

A partir de ese momento tratamos de dormirnos no queriendo estar atentos si volvía a pasar nada parecido.

Y así, más dormidos que despiertos, menos, quizá, Rían, descendimos en las calles de Wadi Musa buscando nuestro albergue….

To be continued

 

FRASECILLA PARA PENSAR

“Anuncios publicitarios que prometen felicidad, de algún producto de moda que te hará cambiar […] Oh, oh, sí, sí, os engañan, os engañan así.”

Eskorbuto.

Pastis, farla, polen jamón, crack

Pastis, farla, polen jamón, crack

17 de octubre de 2007

Ayer es que me dio pereza, no estaba inspirado.

Hoy, tras haber tenido al fin un día de éxitos, y haberme conseguido inscribir en mi curso a 10 minutos de que acabase el plazo de 15 días que había para hacerlo, me lo tomo con calma y sigo de viajes. Os los voy a contar todos, supongo que os sentiréis parecido a como nos sentimos en mi casa cuando llega mi abuelo a casa con un DVD titulado “Viaje a Elche. Asociación de jubilados del barrio de Universidad” y nos hace sentarnos con él a verlo. Yo simplemente lo escribo, y quien no quiera no lo lea, nunca lo voy a saber.

CRAC DE LOS CABALLEROS (Q’alat al Hosn, قلات ألحسن)
-El crack de los gitanos te está convirtiendo en un viejo verde Porrandalf –dijo Porruman convencido-.
-Pero es que el crac de los caballeros está a tomar por el culo.
Sale en todas las guías turísticas, panfletos de Siria, anuncios publicitarios del ministerio de turismo. Pero preguntad a alguien como se va a Crac de los Caballeros, decídselo en francés si queréis, aparece así en los mapas. Nadie tiene ni puta idea.
En la estación de autobuses de Damasco organizaron una convención, un concilio, entre los vendedores de billetes, consultando sus mapas, sus horarios, diversas ciudades, y al cuarto de hora nos dijeron que fuésemos a Safita, a unos 20 km. en línea recta de Crac asegurándonos que desde allí podríamos ir.
Tras casi 3 horas hasta Safita, descubrimos que allí también les era desconocido ese tal lugar que era Crac, pero hurgando bien en el mapa descubrimos que había un pueblo pegado, o quizá fuese lo mismo, el tal Qalat al Hosn, y conseguimos quien nos llevara. Al principio nos sentimos estafados ya que nos cobraron 100 libras a cada uno, 400 en total, y estos estuvieron tocándome los cojones un rato con que siempre me dejaba timar, mientras fuimos en la fragoneta hasta un cruce, en el que nos abandonó a merced de un viejuno y su Hyundai al que nos dijo debíamos pagar los 300 restantes, y llevándose 100, el fragonetero desapareció. Aún hubimos de recorrer cerca de 40 km. de carreteras infernales, que si bien por un lado me marearon con su persistente sinuosidad, me animaron, pues pocas cosas gustan más en este mundo que tener razón y poder deciros “Joderos, esto vale 100 libras por cada uno por mucho que regateemos, a ver si dejamos de tocar los cojones con lo de timable”. Pero tampoco insistí mucho con el tema porque la verdad es que el castillo nos dejó flipados. Se conserva prácticamente entero y es grande de cojones, con su muralla exterior, su zona intermedia y el castillo propiamente dicho. Lo malo que llegamos a las 2 y cerraba a las 4, por lo que tuvimos que verlo con cierta prisa, haciendo que las paradas para fiti fueran de un solo fiti, y no pudiendo apreciarlo todo con el detenimiento que hubiéramos deseado. Pero vamos, que es la polla el sitio, bien merece 6 horas de viaje.
Eso sí, ahora tocaba volver, que vete tu a saber como coño.
Pillamos la última furgoneta que salía a Homs, la tercera o cuarta ciudad del país, asi grandecilla y desde la que era mucho más fácil llegar a Crac, aunque al parecer los de la estación de autobuses de Damasco no lo sabían. Allí janfamos algo y nos subimos en marcha a un autobús que se estaba yendo a Damasco, y que nos costó tan sólo 50 libras siendo un viaje de 200 km. Aunque el resto lo pagamos en sufrimiento, yo sentado al borde de las escaleras de la puerta trasera del autobús, con un gordo semirretrasado aplastándomelas cada vez que se dormía y babeaba, y Álvaro y Jorge sentados en dos taburetes en medio del pasillo rezando para que en todo el viaje el autobusero no se viese obligado a dar un solo frenazo. Pero volvimos sanos y salvos, y la salud es lo más importante en esta vida que el amor y el dinero ya vendrán después.

Con esto hasta mañana. Si venís a Siria no dejéis de visitar Crac, manque cueste.

FRASECILLA PARA PENSAR
“Escucha Nota, unas veces te comes al oso, y otras veces el oso te come a ti”
El vaquero del Gran Lebowsky. 1998

Que chula Malula

Que chula Malula

15 de octubre de 2007

 

Me acabo de quedar loco. He bajado a por fitis aquí a los ultramarinos más cercanos. Entro a la tienda

-Marhaba (hola). Wajed Lucky (un lucky)

El notas me devuelve el saludo, se gira, coge un paquete de lucky y me lo da. Me mira un poco raro. Como no estira la mano dejo el billete de 50 y la moneda de 25 en el mostrador –el Lucky cuesta 60- y veo que él desliza su mano. Coge el billete y me dice

-¿De 50?

Y yo pienso, joder, sí se parece al de 200 por el color, pero si no lo diferencias tú que eres de aquí…

-Sí, y la moneda de 25 (todo esto en árabe claro)

Se la doy y veo que la palpa un poco, se gira, y me da una de 10 y una de 5 rápidamente. A estas alturas yo ya me había dado cuenta, también porque no me miraba a los ojos, sino como un poco más arriba. ¡El notas era ciego!

Llevo como 4 días yendo a comprar a su tienda y hasta hoy no me había pispado, siempre me parecía que me miraba, incluso me analizaba –sin paranoias ¿eh?, como un tendero analiza a un cliente no habitual- cuando iba allí, y que cuando sonreía al saludar era en plan directo. Los putos amos, los ciegos son los putos amos. Vamos, dejo yo ahora de ver y mismo sé donde tengo la nariz, y el notas ese coge el Lucky entre 15 marcas de tabaco a la primera.

 

¡¡Chavales!! Que me vuelvo este finde.

Bueno no, espero que no. Pero me van a tener que ayudar a quedarme los de la uni, porque sigue cerrado lo del SIDA, no sé que celebran por aquí, pero las cosas oficiales siguen chapadas. Supongo que en la universidad lo entenderán si mañana les llevo todos los papeles después del examen.

 

Bueno, dejando al margen esos temores, lo prometido es deuda

 

MALUULA (o Maloula, o مالولة)

La verdad es que no era obligatorio ir en nuestros planes, pero como ese día íbamos a ir a por el crack de los gitanos (Crac de los caballeros) y se nos pasó la mañana en que estos cerrasen el billete de vuelta. Vamos, que dejaron de ser horas de irse a tomar porque íbamos a llegar a las mil y no nos iba a dar tiempo, así que después de comer nos cogimos una fragonetilla por dos duros y nos fuimos a Malula, que está así más cerquita, a algo menos de una hora. Nada que contar del viaje de ida, esta vez no estuvimos a punto de matarnos en ningún momento.

 

El pueblo en sí está más bien alto, en la cordillera del Antilíbano (que no es que tengan nada contra el Líbano pero se llama así, como el antiplano boliviano –jajajaja-), y como al parecer han estado casi siempre al margen de todo siguen siendo católicos todos –sólo hay una mezquita a la que no va ni piter- y hablando arameo. Tienen allí enterrada a Santa Tecla en un convento que visto desde fuera parece un edificio pequeño de apartahoteles de los de la Manga, y por dentro no sé deciros porque estaba chapado. Detrás de dicho convento vimos una garganta, de estas que se forman cuando hay un paso entre dos paredes de piedra muy altas, no de las también llamadas gaznate. Ni cortos ni perezosos nos dispusimos a la aventura de atravesarlo, que al final ni aventura ni nada, estaba guapo, pero era tan fácil para nosotros como para los viejunos guiris que nos cruzamos justo cuando iba a ponerme a mear. Esperando salir a lo remoto y desconocido llegamos al final de la garganta, encontrándonos sorpresivamente con un chiringuito en toda regla con música árabe, pasamos por debajo de un puente lleno de trozos de papel higiénico mojados pegados al techo (¿quién se habría pasado horas tirándolos hacia arriba allí?) y dimos a parar en una urbanización a medio construir con una carreterilla que llevaba al convento de San Sergio y San Bajos. Que cabrones los padres de san Bajos, o los que tradujeron así su nombre al castellano. Éste parecía menos de Torrevieja por fuera así que nos decidimos a visitarlo, entrando en su capilla mientras la visitaban unos guiris, pudimos admirar su arquitectura y sus cuadros, como uno de la virgen con bigote sosteniendo en sus brazos al un niño Jesús ¡¡¡con la cara de Zapatero!!! En serio, clavaíto.

Después de ese impacto tuvimos que salir a echarnos unos fitis al mirador (bonitas las vistas, montañas putísimamente desérticas, y más allá putísimo desierto).

Nos bajamos al pueblo y como todavía era pronto, vimos claro lo que había que hacer.

¿Qué no tienen prohíbido los cristianos?

Privar.

¿Qué hay, pues, en un pueblo cristiano?

Priva a mansalva.

 

Un par de Amstel, así en plan patriota, y tres Pandas, cerveza jordana de 10 grados que joder. Así a lo tonto, bebiendo y ríendo, se nos fueron yendo todas las furgonetillas. Cuando apareció la última nos quería sablar 400 libras, cuando el precio son 25 por persona, pero es que al parecer ésa era del colectivo taxista. Dimos comienzo a la operación regateo. Bajó a 350. Nosotros reíamos y decíamos que no gracia, que ya cogeríamos el siguiente. Nos replicó que no había siguiente, que era nuestra última oportunidad de volver a Damasco hasta el día siguiente. Nos reímos y le dijimos que bueno, como no hacía frío nos tiraríamos a sobar por ahí. Al parecer en Siria no conocen eso de “Con niños, con borrachos y con putas, ni negocies ni discutas”. Tras un rato pasando de él el pive decidió que se quería pirar ya a Damasco y mejor que hacerlo de vacío, nos llevó por 25 cada uno, es decir, 100.

Un viaje más divertido, así nosotros solos, fumando fitis como si fuera nuestra la frago, al driver no le importó hasta que recogió a más gente. Todo transcurría bien camino a Damasco, hasta que la naturaleza nos hizo la suya.

¿Qué tiene la cerveza?

Que es diurética.

¿Qué es “diurético”?

Que te hace mearte a muerte.

Álvaro y yo no podíamos más, ibamos viendo como nos acercábamos a Damasco cada vez más despacio, parecía que nunca íbamos a llegar. Así que a la primera que paró a recoger a uno en la carretera frente a un concesionario Citroën con arbolitos en la entrada saltamos corriendo de la furgoneta sin mediar palabra y estuvimos meando un rato largo, tan largo que Álvaro se subió con el taxi casi en marcha, viendo como el taxista se debatía entre el asombro y la impaciencia. No daba crédito.

 

Menudos cocidos, debió pensar.

 

 

FRASECILLA PARA PENSAR

“Con borrachos, con niños, y con putas, ni negocies ni discutas”

Inmanuel Kant, en su libro “El día que me aburrí de aburrirme” (Kalininburgo, 1748) Ed. Kostringer & Latuesten

Mira mira, lo que pasó en Palmira

Mira mira, lo que pasó en Palmira

14 de octubre de 2007

 

Bueno, me lo estoy tomando con calma. Es por culpa de un puto juego que me trajo el Álvaro. Cuando tengo tiempo libre en vez de escribir juego al Battle for Wesnoth. Pero vamos, me estoy quitando. Y como por aquí no hay mucha novedad, más que el que lo del Sida nunca abre o nunca me dejan hacerme las pruebas, mañana es mi último día para conseguirlo, aunque a estas horas ya me da igual, y como lo prometido es deuda, hoy toca el primer viaje

 

PALMIRA

Primer madrugón, aunque moderado para ser el primero, y a por el bule. Tras un rato de investigación descubrimos que aquí Palmira no se llama Palmira, sino Tadmor, y encontramos un bule que nos lleva a cada uno por pavo y medio, que no está mal para más de 200 km. de viaje, 200 km. de putísimo desierto, y nos dejan tirados en medio de una calle, y sin tiempo casi para encendernos el fiti una bandada de aguilillas empieza a revolotear a nuestro alrdedor “Taxi taxi taxi, taxi Palmira”. Salimos corriendo a un recinto de mierda con pinta de estación que había a pocos metros, sólo para descubrir que dentro había más taxistas, taxistas a mansalva, como los pájaros de Hitchcok pero estos no se estaban quietos mirando amenazadores. Al final no nos quedó otra que meternos en la frago del Zacarías, porque se parecía al moro cabrón de Indiana Jones.

 

Hay que reconocer que está muuy guapo Palmira, unas ruinacas romanas muy serias y un oasis grande de cojones. Un sitio turístico ideal para montar mazo de chiringuitos, pero parece ser que a ellos no se les ha ocurrido, y si no te llevas agua te jodes porque allí no hay donde conseguirla. Bien entonces, sin agua y con madalenas nos tiramos recorriéndonos ese puto desierto con ruinas y tumbas unas tres horas, sin ver más que al Japonés Errante, lagartos, y un niño que llevaba una rueda enganchada a un palo que empezaba pidiendo bolis y cosas así para dar pena y luego te intentaba sablar. Hábil, todo hay que decirlo. Pasando de taxis emprendimos el retorno a la ciudad habitada para comer, que a nosotros nadie nos obliga a hacer ramadán y ya eran casi las 5. Nos metimos en el oasis, y así de repente apareció un hombre en una bici sin pedales ni frenos. Era Alá, se llamaba así. Nos sacó del camino y guiándonos entre palmeras y frutales nos sentó en un claro en el bosque. Le pedimos agua, pues estábamos muertos de sed, y desapareció un par de minutos, volviendo con dátiles y granadas que la verdad todavía les quedaba un poco para madurar. Ahí nos tuvo como media hora disimulando nuestra cara de asco al comernos las granadas (rumanas en árabe) que estaban más ácidas que el copón y tratando de comunicarse con nosotros. Nos contó algo de una boda, y  que no tenía camisa, iba con un chándal de yonki. A lo mejor es que se casaba en un rato y no tenía más que eso. Le habríamos regalado una camiseta, pero como no teníamos se tuvo que conformar con sablarnos 200 libras. Tras despedirnos continuamos nuestro camino hacia el pueblo, pero como no lo conocíamos acabamos saltando muros por huertos, hasta que de repente un huerto ya no era solo un huerto, sino el jardín de una casa. Al oir gritos a nuestras espaldas nos apresuramos a buscar una salida y encontramos una puerta que como milagrosamente, llevaba repentinamente a la civilización. Bueno, conformémonos con decir “a la calle”. Compramos una botella de agua y pillamos un taxi de los de allí, que son todos mercedes viejos viejos, como el de mi viejo, y luego el bule, vamos que no hay más que contar. Espero que os haya parecido suficiente el relato.

En el próximo episodio: MALUULA

 

FRASECILLA DEL DÍA:

“Cualquiera que sea la profesión de fe que hagamos, cualquiera que sea el culto exterior que practiquemos, si no estamos convencidos en nuestra mente de que la una es verdad y el otro agradable a Dios, tal profesión y tal práctica, lejos de ser un avance, constituirán un gran obstáculo para nuestra salvación”

John Locke (un inglés de finales del s. XVII, no el paralítico de PERDIDOS). También dijo muchas otras cosas, en general relacionadas con política, pero si os interesa… http://www.usaelputogoogle.com

Otra vez aquí con un puñado de letras guarras

Otra vez aquí con un puñado de letras guarras

No podía no poner esta foto. 

 

10 de octubre de 2007

 

Perdón por el abandono. No estaba. Bueno, estaba, pero en muchos sitios, y nunca aquí sentado disfrutando de un rato muerto para narraros mis aventurillas. Estaba en el desierto. En realidad, cuando sales de Damasco siempre estás en el desierto, y yo he estado en muchos sitios en el desierto. Se acercaron por aquí Jorge, Rian y Álvaro, y la ciudad se les quedó pequeña en tres días, tres días de agradable costreo recorriendo la medina, tirados fumando fitis y bebiendo zumos en el patio de la mezquita, viendo  canales musicales en la tele de la habitación de su pensión, la misma que fue la mía cuando llegué aquí.

Y como Gulliver o Willy Fogg, nos pusimos las pilas y nos olvidamos de donde quedaba el botón de OFF. Un día a Palmira, 500 km. entre ida y vuelta, al siguiente a Malula, en una tarde, 120 km. Sin día de descanso alguno, otro madrugón y ver que tal pasaban el crack los gitanos (o a ver el castillo de Crac de los Caballeros, entiéndase como se quiera) lo que nos supuso cambiar 7 veces de vehículo para recorrer unos 600 km. ese día. Tras llegar molidos, a casa a descansar para levantarnos muy temprano y ver como llegábamos a Jordania. 200 km. y un paso fronterizo después, el taxi que creíamos nos iba a dejar en Petra, nos soltó en Ammán, ya os contaré con más detalle poco a poco. De ahí, jugándonos la vida en un minibús conducido por un loco conseguimos plantarnos en Wadi Musa (la ciudad de verdad, habitada, al lado de Petra) antes del anochecer. Cenar y maldormir en la pensión Cleopetra unas 6 horas fue toda la preparación para recorrer las ruinas de Petra en sólo 6 horas. Tratamos de volver a Damasco ese mismo día, pero tocó dormir en Ammán, ciudad en la que la amabilidad de sus habitantes solo es comparable con la contaminación atmosférica que terminó por destruir nuestra salud ya maltrecha por el cansancio. Otras 5 horas de sueño, y vuelta a Damasco. Ayer pasé el día en la cama recuperándome.

 

Sólo deciros que ya he vuelto, estos días iré desglosando con detalle las no pocas venturas y desventuras de este nuestro periplo a la japonesa.

 

Ah, e inauguro una sección, recordadme que la incluya cada día en mi post si se me olvida. Se llamará

                        LA FRASECILLA PA’ PENSAR (aunque no venga a cuento del tema del día)

 

“Quien renuncia a su libertad a cambio de un poco de seguridad, no merece ninguna de las dos cosas”

By “Un notillas que pensaba, luego lo escribía, y lo que es más, la gente lo leía*”. Se hizo famoso, aunque no me acuerdo de quien coño era.

 

*No como este blog

Historias del Bronx

Historias del Bronx

28 de septiembre de 2007

 

Perdón por el olvido en que os tenía (a los pocos que me leeis), pero he andado liado.

Aceptada la proposición del tal Antonio este, no me llamó nadie al día siguiente, lo cual tampoco, para ser francos, me apenó en demasía.

Hasta llegada la noche, cuando fue el propio Antonio el que me llamó, para preguntar si a su vez me habían llamado los alumnos a los cuales había dado su número. Ante mi respuesta negativa no pudo más que decir que pensaba cortarles los huevos, y que al día siguiente seguro me llamarían.

No más de media hora tuve que esperar cuando ya tuve al primer brasas al teléfono. Y primera cita, ayer a las 13:00 en el Cervantes.

Por la mañana otra llamada, cita ayer a las 20:00 en el Cervantes, otra llamada más, cita hoy a las 10:00 en el Cervantes, última llamada, cita hoy a las 13:00 en el Cervantes.

 

Ayer 13:00à Ahmad. Estudiante de odontología de Aleppo. Quiere hacer el doctorado en Granada. Ha este no le enseñaron lo de “en casa de herrero cuchillo de palo”, porque lleva aparato. Un poco tolili y bastante más brasas. Por suerte fue apareciendo poco a poco por allí su cuadrilla, el tio normal, la que parecía europea y la calientapollas, para darme la brasa hasta las 17:30, hora en la que conseguí escaparme para comer, y llegar al de las 20:00

Ayer 20:00à Rida. Estudia algo. Tunecino. Quiere aprender español porque le gusta. Igual de tolili pero menos brasas. En su hora se nos acopló el Ahmad, y el Rida me pidió luego confidencialmente que evitara que se acoplare más veces, que era un brasas.

 

Hoy 10:00à Omar. Un tío majete. Estudia literatura francesa, lo cual ayudaba cuando no sabíamos explicarnos en árabe o español. Un tío majete, no más tolili de lo que lo es cualquier buen musulmán.

Hoy 13:00à Lami. La única pituti del grupo de cuatro. Ante la evidente pregunta que os hareis muchos sobre si estaba buena o no, la respuesta es que no lo sé. No se ha presentado. O no era hoy a las 13:00, que también puede ser, porque iba de memoria, no lo había anotado en ningún sitio.

 

EL CUENTO DEL BARRENDERO

Estaba una calurosa mañana de septiembre un joven, forastero en Damasco, sentado a la una sombra en una ancha calle de esa ciudad, tratando de cerrar una bolsa de plástico llena de zumo de albaricoque, puesto que ya había saciado su sed y seguir bebiéndolo hasta acabarlo podría provocarle un empacho.

En estas pasó delante suyo un alegre barrendero, con su escoba y su carrito con contenedores. Dejó el joven su imposible tarea para hacer caso al barrendero que se dirigiá a él con palabras que, en su condición de extranjero, apenas comprendía. Sacó el barrendero un aguacate del portamovidas del carrito, y enseñándoselo digo “wajid manga”(un mango), y luego cogió otro para entregárselo al joven, que sosteniéndolo en sus manos, lo miraba entre sorprendido y desconcertado, pues no sabía que se suponía debía hacer con el aguacate/mango. El barrendero abrió el suyo con una navaja, pues aún estaban un poco verdes y duros, observó el hueso, semilla o güito, y junto con la pulpa y la cáscara, el resto del aguacate, lo arrojó a los setos que daban sombra al joven. El joven, aún más desconcertado, le entregó su mango/aguacate al barrendero, y éste repitió la misma operación.

Ya sin aguacates que le distrajeran, observó el barrendero que el joven se enfrentaba a un problema grave, pues no podía beber más zumo de albaricoque, tampoco podía cerrar la bolsa – debía anudarla por donde había realizado un agujero con los dientes a través del cual beber- y su moral le impedía tirar el jugo sobrante.

El barrendero, cual Doraemon o genio de la lámpara, sacó de su portamovidas del carrito una botella con agua, y tras unas cuantas indicaciones, el joven comprendió que lo primero que debía hacer era colocar sus manos debajo del agujero de la botella para limpiarlas con el chorro que de ella caería. Una vez limpias las manos del joven, el barrendero derramó la sobrante sobre el mismo seto donde había tirado poco tiempo antes los aguacates, y procedió a rellenarla con el zumo de la bolsa. Una vez solucionado mi problema procedió a continuar su jornada. El joven le ofreció un cigarro en agradecimiento, pero el barrendero lo rechazó, estaba en Ramadán.

Por eso tampoco le importó deshacerse de su agua.

 

¿Moraleja?