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El blog del Santi

Ni volumen ni densidad ni pollas en vinagre

23 de octubre de 2007

Hoy tuve el examen para subir de nivel.
He palmao, como todos los que lo hemos intentado. Más o menos sabíamos lo que había que saber. De lo que no teníamos ni puta idea es de lo que significaban los enunciados. Pero bueno, poco a poco sí parece que voy aprendiendo alguna cosilla nueva en el nivel “pringaos”, de aquí a tres semanas seguro que ya le veo la utilidad.
De la basquita de clase poco nuevo que comentar. Que el Bizconde no ha vuelto a dar señales de vida desde el primer día, que el Enrí se ha quedado esta mañana atrapado en su keli y ha llegado a tercera hora, que el alemán me ha hablado, y poco más.
El griego mezquino ha encontrado un buen compañero en el austriaco, ya que son los dos únicos con más de 30 años. Bueno, los dos únicos que lo aparentan, porque el Macflai es incluso mayor que el austriaco. Un tipo majete el Macflai, hasta se lleva bien con el Enrí, que hace la vista gorda con que sea tan blanco. Será porque se siente algo inglés en el fondo. Mientras al Macflai no se le ocurra llamarle nigger…

Quiero profundizar un poco más en los tres personajes que son los notillas de la limpieza, los tres chavales iraqíes de 16 años. Les caigo medio bien desde que el día del examen acepté ser voluntario en su experimento sobre la viabilidad de fumar por la nariz, y desde entonces les tengo ganaos, aunque echase poco humo.
Uno es un notillas hijo de un negro de Basora, aunque bastante blanquito y con ojos verdes claros, y su mejor amigo es un gordito que siempre va con gorra, ahora mismo no sé a quien me recuerda pero me recuerda a alguien. Estos dos son cristianos –que joder, los hay en todos lados, hasta en Iraq- y tienen un tercer amigo acopladillo musulmán, que debía ser vecino cuando huyeron de Iraq. Son la fiesta de la facultad, pues siempre les sobra tiempo entre fregada y fregada para inventarse alguna nueva gilipollez o experimento y echarse unas risas con el Enrí y conmigo.

Hoy quería hablar de más cosas, pero es que me duele un poco la cabeza, así que contentaos con esto, y aprovechad que habéis perdido poco tiempo leyendo para dejar algún comentario en este u otro post, cabrones.

FRASECILLA PARA PENSAR (que no falte)
“Ni personas, ni ciudadanos, ahora solo somos recursos humanos”
De la canción Deserción en cadena, de Proyecto Kostradamus.

24 de octubre de 2007

Ayer es que estaba el hueco de poner el portátil pillao en el ciber asín que hoy empalmo y si veo que tal acabo lo de Petra. Por aquí poca novedad, sigo en mi nivel de pringaos haciéndome más colega de los colegas, estudio por las tardes, nunca había estudiado diez días seguidos a tres meses de los exámenes –bueno, nunca había estudiado diez días seguidos- y bueno, tampoco es que me mate así muchas horas que digamos, pero oye, voy avanzando.
Voy a añadir una sección que también trataré de mantener si no se me pira, como la frasecilla para pensar, por lo menos mientras dé de sí:

CURIOSIDADES CULTURALES
Para iniciaros empezaré con una gastronómica, y es ni más ni menos que lo que la vieja me dio ayer de comer –para una vez que me da de comer desde que estoy aquí…- cuando llegué de haberme jamado un chawarma en la uni porque no me apetecía cocinar. Me aparece en la habitación con un plato de arroz con una guarnición de pimientos y berenjenas de Almagro (que aquí de Almagro no serán, digo yo). Llevaba una semana viéndola a ella y gran parte de su familia preparando esas berenjenas que a mi por su aspecto me parecían podridas, y llevaba toda esa semana, gracias a mi innato sentido de la oportunidad, poniendo de mi parte para cogerles más asco del que daban de por sí. Pensaba comérmelo en mi habitación para tirar casi todo a la papelera, pero su hijo y un sobrino, ahí presentes, me invitaron a sentarme a la mesa. Mira que con hambre puede que ni me hubiera disgustado, pero joder, no me resultaba un sacrificio comer desde los 5 años cuando mi vieja hizo puré de guisantes.
Y diréis que vaya, que comerse un plato de arroz con una guarnición que no te gusta, pues se puede hacer sin más problemas. Eso pensaba yo, pero al instante que me lo conseguí acabar enterito, dejando el plato reluciente para no quedar mal, la vieja me lo requisó y me lo volvió a llenar de arroz. Un nudo en el estómago mezcla de asco y miedo se ató fuerte en mi interior ante la idea de que volviese a acompañarlo de esa guarnición. Pero como dijo Murphy, “toda situación es susceptible de empeorar”. No echó guarnición, sino una salsa blanca y aparentemente apetitosa que llevaba tiempo intrigándome ahí puesta sobre la mesa. Probé, debatiéndome entre el miedo y la esperanza solo para descubrir que estaba caliente, era yogur natural líquido y no tenía azucar. Y para colmo yo estaba ya lleno. Y para recolmo con la salsa cayeron dos rollitos de berenjena de Almagro envolviendo carne picada.
No sé de que color era mi cara cuando acabé, ni cuanto coló mi forzada sonrisa y mi negativa a repetir porque ya estaba muy lleno, aunque me hubiese encantado, pero lo tengo muy claro, una y no más, santo Tomás.


FRASECILLA PARA PENSAR
“Podréis quitarme todas mis posesiones, podréis quitarme la libertad, podréis quitarme la vida, pero jamás conseguiréis quitarme el miedo”

Ramiro de Maeztu, camino al paredón en Paracuellos del Jarama (que digan lo que digan existe y allí pasó lo que pasó)

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