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El blog del Santi

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22 de noviembre de 2007

 

Bueno, nos quedamos ayer Llojans y yo, en la calle de las apestosas pensiones, perpendicular a la de los lujosos restaurantes, ambas próximas a la mezquita y el campamento de hizbulá.

Sólo nos quedaba una bala en la recámara, “Doha Appartment Suites”, con habitaciones a 19$ por si el efectivamente inexistente “Al Mehanna” y sus habitaciones de 15$ no existían. Ikemifune estaba avisado de que si no nos encontraba en el “Al Mehanna” –o no encontraba el “Al Mehanna”, cosa mucho más probable- debía ir allí. Cogimos otro taxi, que nos dejó en la calle Australia, en la que supuestamente se encontraban los magníficos y baratos “Doha Appartment Suites”. Tras aproximadamente un minuto y medio de búsqueda encontramos un edificio con un gran cartel que decía “Doha Suites”. Entramos y le preguntamos por sus habitaciones de 19$. El recepcionista nos miró asombrados y nos comunicó que lo más barato allí eran 50$. Le hablamos de la oferta que habíamos visto en Internet.

Y a él le sudó la polla, pero cuando le insistimos, y tras razonar brevemente, pareció dar con la razón de nuestro malentendido. En la página web venía su dirección, pero su hotel era el “Doha Suites”, y “Doha Appartment Suites estaba fuera de Beirut, a una distancia suficientemente grande como para descartarlo.

Ahora sin balas en la recámara caminamos tristones por la calle Australia, tratando de salir de allí en busca de un barrio con hoteles más cutres. Yo estaba dispuesto a volver a la calle de las apestosas pensiones si era necesario. Llojans no.

En el primer control militar que encontramos, desesperados como estábamos, preguntamos a los militares si conocían algún hotel barato. Después de decirnos un par de veces que les dejásemos en paz, y de nosotros no dejarles en paz, nos dijeron que por qué no preguntábamos en el que teníamos justo detrás, con pinta así de cutrecillo.

Cómo no teníamos nada que perder, probamos. Y voilá, 22$ la noche. Si bien eran 7$ más de lo que pensábamos pagar en un principio cuando llegamos a Beirut, “Appartaments Universal”, tenía 2 grandes ventajas, que bien valían 7$:

1.-Existían. Estar dentro nos pareció suficiente garantía de esto.

2.-Ya estábamos dentro, y no a la infinita distancia a la que siempre se está de las cosas que no existen físicamente. Bueno, el amor, el odio, la ira, la alegría, anidan en nuestros corazones, siempre están muy muy cerca, dentro de nosotros. Pero no se duerme bien en ninguno de esos sitios.

 

Nos instalamos en nuestros lujosos aposentos. Un habitáculo con dos camas, otro con sofases y una tele con mando a distancia, una cocina pequeña y apestosa, un baño pequeño y muy poco apestoso –hasta podría decirse que decente- y un habitáculo vacío que parecía servir sólo para ser apestoso.

Tras dos fitis y 20 minutos de una peli apestosa, nos echamos a la calle, con intención de llevarnos algo al buche. El Llojans, al que sus padres envían el dinero para subsistir lejos de casa (como a mí, sólo que él no tiene que devolverlo luego), dijo que en Damasco estaba gastando poco y que por qué no nos permitíamos un pequeño lujo. Si bien es cierto que él gasta cada día en comer lo que yo en una semana, eso debe seguir siendo poco para una familia alemana. Mis dudas respecto aceptar o no se disiparon cuando dijo que él invitaba. Nos sentamos en la terraza de un lujoso restaurante que daba a las famosas Pigeon Rocks, una de las principales atracciones de Beirut. Dos cervezas mexicanas –cerveza libanesa con sal y limón- una ensalada cada uno, y para mí un plato de “sardinas frescas”, que resultaron ser chanquetes, frititos y rebozaos, de los de toda la vida. Eso sí, en cantidades industriales. Me puse del revés.

Después de la cena, té con menta y narguile[1], y a ver de que se charla con el Llojans estando de tranquis.

Me comentó que encantado me sustituiría en esa situación por su novia. Yo también le sustituiría a él por su novia, pensé al acordarme de la foto de ella que llevaba en el movil, aunque no fuese su novia, sino un proyecto de ligue que sólo él se creía, y/o una foto sacada de una revista de moda alemana.

Traté luego de que me hablase de Afganistán, y de sus dos meses allí, pero era un tema que evadía, según me temo porque sus dos meses allí los pasó tostándola en el campamento de las tropas alemanas.

Tras la cena y la sobremesa, nos marchamos caminando tranquilamente al hotel, como dos colonos conradianos o kiplingianos decimonónicos, a sobar, puesto que el día siguiente también se presentaba ajetreado. En ningún momento dejamos de preguntarnos que estaría siendo de Ikem por aquel entonces, sólo en Beirut.

 

¿CONSEGUIRÁN NUESTROS INTREPIDOS AMIGOS ENCONTRAR A IKEMIFUNE? ¿CÓMO SE ENCONTRARÁ TRAS TODO ESE TIEMPO MISSING IN COMBAT?

 

FRASECILLA PARA PENSAR

Además de enseñar, enseña a dudar de lo que has enseñado”. Ortega y Gasset

Por si os da por haceros profesores, o algún día os veis en la necesidad de enseñar algo a alguien. Eso sí, no hagáis dudar a un niño de cómo se atan los zapatos. Ya es un aprendizaje bastante complicado de por sí.

 

P.D: Antes de venirme al ciber he estado tomando una caña con el Ikem, el Llojans, el Macflai, un alemán, un turco-alemán, y uno que decían que era de Hong-Kong pero yo creo que era turco. Éste último era clavao al chino Juan Carlos, pero con los ojos más abiertos. Sólo eso.

 



[1] Si no sabes lo que es un narguile, pregunta al Santi.

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