Fósforo en el Bósforo
14 de Septiembre de 2007
Vuelvo a las andadas. Estoy más solo que la una, y me da por ponerme a escribir. De momento como no estoy en la intimidad de mi keli, sino en una terraza de albergue con vistas al Bósforo con gente mirando, pues habrá que conformarse con un pequeño anticipo, para que se sepa que he vuelto (a irme).
Era una tarde de finales de verano, hacía calorcito en Barajas. La verdad es que hacía un tiempo para quedarse en Madrid.
Al menos a mi me parecía una buena excusa, lo es si estás pensando qué coño se te ha perdido en Siria, con lo bien que se está en casita. Nunca me había montado en un avión con tan pocas ganas, me apetecía bajarme y besar el suelo como el Papa, o como los que llamaban chinomierdas al Bruce Lee.
Pero bueno, cuatro meses no es ná, solo me pierdo entero el otoño, que al fin y al cabo tampoco pasa nada, las hojas también se caerán de los árboles sirios (¿o no?), mientras yo ando en chancletas riéndome de janeiro. Que al fin y al cabo el que se va soy yo, que cuando vuelva vais a estar ahí para que os cuente como es Estambul, con su Asia a un lado al otro Europa, con sus pescadores metiendo sardinillas en botes de yogur de cinco litros. A saber como son los petisuises, no hay cojones de decir “a mi me daban dos”.
Bueno, os podría contar muchas más cosas pero me da bastante pereza, me estoy poniendo tristón, y en vez de ponerme tristón voy a pedirle un fósforo del Bósforo a la japo que me ha estado tirando los trastos antes. Si tiene suerte a lo mejor hasta le doy un fiti a cambio. Que no me espere más.
3 comentarios
Rian -
Ve calentado el agua para el té, que en nada estamos allí...
Ruwen -
alvaro -